PIMIENTAS ORENSES
POR RIZA
Que felicidad para los santarroseños y orenses en general por la próxima
puesta en operación la Terminal Terrestre Internacional de Santa Rosa, por ello
felicitamos al Concejo Cantonal que preside su alcalde Clemente Bravo.
En contraparte, Machala, capital de El Oro, no ha podido realizar esta
cara aspiración de sus hijos debido a la inoperancia de las administraciones
municipales de los últimos 10 años, habiéndose construido tan solo el ingreso a
lo que sería la terminal, algo así como tratando de seguirnos viendo la cara de
pendejos.
Lo que más nos llama la atención es que este ingreso haya costado algo más
de 3 millones de dólares conforme nos enteramos por la publicación en las redes
sociales ya que como es habitual, el municipio de esta capital, no entrega
datos sobre el costo de las “obras de redención”
Pero la derecha en sí, salvando poquísimas excepciones, publica los
costos, financiamientos y contrato de técnicos para sus obras, aunque ahora se
tenga que subir a la red, sinembargo ellos son muy hábiles para acomodarse a
las “circunstancias”
Para refrescar la memoria de los ecuatorianos queremos recordarles lo
que paso con la primera construcción de la Terminal Terrestre de Guayaquil
La construcción de la Terminal
Terrestre de Guayaquil, tomando como base la investigación presentada por
los diarios El Telégrafo y PP El Verdadero. Ambos rotativos recordaron a la
ciudadanía todas las circunstancias que rodearon ese sonado caso, estuvieron
directamente involucrados varios de los accionistas de diario El Universo.
Tal como se informó
oportunamente, la pantalla para esa irregular negociación fue la compañía
japonesa Fujita, detrás de la que se ocultaron hábilmente las empresas
Matricsa, cuyos accionistas eran, entre otros, Alberto y Eduardo Dahik, Miguel
Garzozi y Roberto Falconí, e Inamasa, de propiedad de Carlos Pérez
Perasso y sus hijos María Teresa, Rosa, Priscila, Carlos y César; estos dos
últimos actuales directivos de este medio de comunicación.
Fujita construyó con planos muy
mal concebidos las vigas y losetas entregadas por Matricsa, por lo que estas se
fueron deteriorando más rápido de lo que se suponía y no soportaron el peso de
la estructura que debió ser construida nuevamente.
Corría el día 11 del mes de
octubre de 1985 cuando se inauguró la Terminal Terrestre de Guayaquil, en los
terrenos que pertenecieron a la empresa Prenor.
El edificio pasó a ser
administrado por la Comisión de Tránsito del Guayas y dos años después de su
construcción la terminal sufrió daños estructurales por problemas de diseño,
construcción y mala calidad de los materiales utilizados.
A los ciudadanos que llegaban a
Guayaquil, desde varias provincias del Ecuador, aún les queda en la memoria el
recuerdo de un segundo piso inutilizado en la Terminal Terrestre.
Cuando dejó de funcionar el aire
acondicionado, las escaleras eléctricas y los servicios higiénicos daban asco
¿acaso Diario El Universo publicó los orígenes de estos males?
Que les pareció amigos lectores. ¿Algo
así se daría en Machala? Esperemos que no y además estemos atentos. Hasta
pronto
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